miércoles, 22 de mayo de 2013

Momentos de pensamientos mágicos


Después de la clase sobre el condicionamiento y cómo muchas veces las personas hacemos conexiones totalmente irracionales (“pensamiento mágico”), me fue inevitable pensar en momentos de mi vida en los que establezco estas relaciones totalmente ilógicas:

El primero de todos, el de la música del despertador. Hace unos años me solía despertar, en plan motivación, con la canción de Rocky. Sin embargo, acabé cogiendo cierto odio a la melodía porque la oía en el peor momento del día: el de despertarse. Por ello, cada vez que oigo esta canción, me viene a la cabeza el momento de despertarme y por tanto siento rechazo a la canción.

Siguiendo la línea de las canciones, hay otra que me produce otra conexión ilógica. Se trata de “Yellow”, de Coldplay. En 2º de Bachillerato jugué un campeonato de basket que ganamos gracias a una final memorable y heroica. El partido fue grabado y montado después con la música de “Yellow”. Lo he visto tantas veces que cada vez que oigo la canción, aunque sea sin el vídeo, me recuerda a la final y por tanto me hace sentir bien y recordar aquellos emocionantes momentos. 

Otra de las conexiones está relacionada con los deportes. Lo cierto es que soy un pelín supersticioso, y muchas veces evito ponerme camisetas o pantalones que sé que cuando jugué con ellos perdí. Sin embargo, la conexión más fuerte la establezco con la última lesión grave que padecí. Me acuerdo perfectamente del día, del lugar y de la ropa con la que jugué y me lesioné. Por ello, cada vez que juego ahí, no puedo dejar de pensar que también me lesionaré y por ello para evitarlo o bien caliento más o bien juego lo menos posible. 

martes, 7 de mayo de 2013

Alterar la realidad cambiando la percepción


En el post anterior sobre Steve Jobs hablamos de cómo la realidad para nada es igual que la percepción. Comentamos en qué consistía su campo de distorsión de la realidad y pasamos un poco por encima de la importancia que Jobs daba al diseño de sus productos para que la gente los percibiese  como algo muy bueno. Pues bien, en esta entrada repasaremos otras formas por las que Jobs alteraba la realidad cambiando únicamente la percepción.  

Como ya vimos en clase, Hernández de Prusia ya se sirvió de esta distinción para hacer que la gente cultivase la patata. Jobs también era consciente de que podía hacer sus productos más deseables sin tener que cambiar la realidad. En primer lugar, generaba en torno a cada producto un secretismo absoluto, de forma que se creaba un clima de expectación y emoción total. La gente hablaba de ellos y tenían cautivado a todo el mundo. Así, aunque se tratase solo de una veraión mejorada, la percepción acerca del producto cambiaba y por ello muchos se decidían a comprarlo.

Pero no solo utilizaba la expectación y el diseño para hacer más atractivo el producto. También se apoyaba, y mucho, en las presentaciones. Lo que hace Apple es muy bueno, y seguro que también sin ellas habría vendido muchos aparatos, pero lo cierto es que son la ginda de un pastel que se ha ido cocinando durante los meses de la expectación. Suponen el culmen. No se limita a enumerar sus características y ya está, sino que consigue que desees el producto y además lo veas como una ganga, pues te esperabas un precio mucho mayor del que realmente es porque lo percibes como muy bueno.

En definitiva, aunque los productos de Apple son muy buenos ya de por sí, Jobs ha conseguido hacerlos aún más apetecibles, conjugando la expectación, la presentación y el diseño.        

Jill Price, la mujer que no puede olvidar


Tras abordar en clase el tema de la memoria a largo plazo, decidimos analizar el video de Woman Who can´t forget, en el cual vemos como Jill Price, una mujer de 48 años de edad, padece hipertimesia,  por lo que posee una memoria autobiográfica que le permite recordar cada día de su vida desde que tenía catorce años con total precisión.

En el vídeo podemos observar cómo la entrevistadora le muestra varios fragmentos de sus series favoritas de los años 70. Price, con ver tan solo unos pocos segundos de cada pieza es capaz de recordar el día exacto de la emisión del capítulo, de qué trataba y lo que ella estaba haciendo en ese momento. Jill asegura que fue un día con 12 años cuando se dio cuenta de que podía acordarse de muchos detalles, así como de fechas exactas y afirma que "es como estar viviendo dos vidas al mismo tiempo; el presente y el pasado.  Tener  tantos recuerdos del pasado resulta paralizante" remarca Price. No obstante, tenía las mismas dificultades a la hora de estudiar que el resto de sus compañeros del colegio. La diferencia radica en que ella es capaz de recordar a todos los profesores de la guardería. Por otra parte,  señala que su situación personal afectó a sus padres ya que no entendían todo lo que le pasaba por la cabeza. "No tuvo una infancia fácil porque todo lo que tenía en su cabeza no podía explicarlo, ni olvidarlo" explica su madre.
Sin embargo, todo cambió cuando dos científicos de la Universidad de California, Cahill y McGaugh se preocuparon por su caso. Ambos investigadores dicen que alguna de las partes misteriosas del cerebro de Price son más grandes de lo normal, y lo más importante, que son áreas relacionadas con los trastornos obsesivo-compulsivos. El doctor McGaugh asegura que creen que tiene una fuerte tendencia a este tipo de trastorno, ya que el hecho de coleccionar y acumular cosas (diarios, anotaciones) como hace Price son dos rasgos característicos de este tipo de trastorno.

La publicación del caso de Jill, hizo que surgiesen más personas que poseían hipertimesia(condición que le da a la persona afectada  una memoria autobiográfica superior). Actualmente se han detectado numerosos casos de hipertimesia. Brad Williams del estado de Wisconsin, Rick Baron de Ohio, Solomón Shereshevski de Rusia y Marilu Henner son algunos de los casos más sonados que han sido estudiados por varios investigadores.

miércoles, 1 de mayo de 2013

El campo de distorsión de realidad de Steve Jobs


En las recientes clases de Psicología hemos abordado dos cuestiones de las que hablaremos en este post aplicadas a –quién si no- Steve Jobs: la diferencia entre percepción y realidad y las formas de argumentar. Ambos conceptos están muy ligados, ya que Jobs se servía de una distorsión de la realidad que le daba casi siempre por vencedor en todas las discusiones que mantenía.

Steve se caracterizaba por ser una persona muy exigente con sus trabajadores. Sin embargo, no se daba cuenta de que muchas veces esta exigencia sobrepasaba la realidad, como cuando pedía que un trabajo terminase en tal fecha y era evidente que era imposible cumplir su orden.

Esta visión poco realista era conocida como “el campo de distorsión de la realidad”. Unas palabras de un miembro del Mac, Bud Tribble, lo describe a la perfección: “En presencia de Steve, las realidad es algo maleable. Puede convencer a cualquiera de prácticamente cualquier cosa. El efecto se desvanece cuando él ya no está, pero hace que sea difícil plantear plazos realistas”.

Y es que Jobs moldeaba la realidad a su antojo. La gente era consciente de ello, pero aun así siempre caían en su campo de distorsión: “Se pone en funcionamiento cuando él tiene una visión ilógica del futuro. Te das cuenta de que no puede ser cierto, pero de alguna forma él consigue que lo sea”, expresaba el cofundador de Apple, Wozniack. Hasta tal punto llegaba ese acomodamiento de la realidad a la voluntad de Steve que sus propios empleados desarrollaban técnicas para combatirlo, “pero tras un tiempo la mayoría nos rendíamos y pasábamos a aceptarlo como una fuerza de la naturaleza”, aseguraba otro miembro del equipo Mac.

Y si por casualidad la realidad era ya imposible cambiarla, cabían dos posturas. La primera consistía en limitarse a ignorar a la realidad, como hizo cuando inesperadamente nació su hija Lisa. No reconoció ser el padre, ni siquiera tras las pruebas biológicas, y la abandonó con su madre. Solo después de la decisión de un tribunal prestó ayuda a las dos. No obstante, cabe decir a favor de Jobs que una de las cosas de las que más se arrepiente es precisamente esta, y reconoció que actuó como un “gilipollas”.
La otra forma de actuar en caso de que no pudiese cambiar la realidad consistía en llorar a moco tendido cual niño pequeño. Así actuó cuando se acercaba su destitución como presidente de Apple. La distorsión de la realidad no había funcionado, y solo le quedaba acudir a la compasión para no ser despedido. Cuesta imaginarse a una persona de la talla de Steve Jobs lloriqueando ante los miembros del Consejo de Administración.

Hemos visto en clase que la mejor argumentación consiste en mostrar los beneficios que conseguirá la persona si te da la razón. Sin embargo, Jobs se apoyaba en su campo de distorsión para resultar ganador de todas las batallas dialécticas que mantenía: “Conseguía adaptar cualquier dato para que se adecuase al propósito perseguido. Si una de sus argumentaciones no lograba convencerte, pasaba con gran destreza a la siguiente. En ocasiones era capaz de dejarte sin argumentos al adoptar de pronto tu misma postura como si fuera la suya, sin reconocer en ningún momento que antes él había pensado de forma diferente.

Aunque esa distorsión de la realidad le reportó muchos beneficios a lo largo de su vida, lo cierto es que también constituyó fuente de grandes disgustos. El mayor de todos, el del Mac. Al respecto, una trabajadora explica que su campo de distorsión “puede servir como acicate inicial, pero después te acabas encontrando con la dura realidad”. El Mac se vendió bastante bien durante los primeros meses, pero con el paso del tiempo quedaban patentes sus limitaciones, fruto de la testarudez y distorsión de Jobs.
Puede que esta obsesión por diferenciar realidad de percepción le llevó a cuidar con tanto esmero el diseño de sus productos. No siempre eran los mejores, pero el diseño resultaba tan atractivo que alguno de ellos llegó a exponerse en algún museo de arte contemporáneo.

Pero no solo se preocupaba por el diseño, sino también de la percepción que los clientes tenían de sus productos. Esta fue la causa por la que se decidió montar tiendas de Apple, ya que “Jobs no podía soportar que un iMac estuviese entre un Dell y un Compaq mientras un empleado desinformado recitaba las características de cada uno”, recoge Isaacson. Así, la gente percibía Apple como una empresa exclusiva y Jobs tenía el control total sobre el mensaje que quería dirigir a sus clientes.

Steve Jobs es un claro ejemplo de la no identificación entre realidad y percepción y de cómo manipular la segunda para cambiar así la primera. 

martes, 23 de abril de 2013

Un homenaje a los locos

Este anuncio que acabas de ver no pretendía vender más unidades del Macintosh ni destacar la capacidad de los productos de Apple. Su objetivo era recordar a la gente qué era lo que diferenciaba a Aplle de los demás. En palabras de Steve Jobs: "En Aplle habíamos olvidado quiénes éramos. Una forma de recordar quién eres pasa por recordar quiénes son tus ídolos. Ese fue el origen de la campaña". Bob Dylan, Luther King, Ansel Adams, Picasso, Gandhi... eran personas que para Jobs significaban mucho por su locura y las genialidades que hicieron. "La mayoría de ellos -escribe Isaacson- eran ídolos personales de Jobs, normalmente gente creativa que había asumido riesgos, había desafiado al fracaso y se había apostado su carrera entera por hacer las cosas de forma diferente".

Y al igual que "1984", el anuncio fue un éxito. A pesar del riesgo que suponía vincular una empresa a los personajes ya mencionados, Jobs consiguió que todo el que usase un producto suyo se sintiese innovador, creativo o anti empresarial, algo que a Steve le gustaba mucho. Esto se puede ver en las declaraciones de un gran amigo suyo, Larry Ellison:

               "Steve creó la única marca de la industria tecnológica que promocionaba un estilo de vida. Hay coches que la gente se enorgullece de tener, como Porsche o Ferrari, porque lo que una persona conduce dice algo sobre su personalidad. La gente sentía lo mismo con respecto a los productos de Apple"

A partir de esta campaña, se empezó a celebrar una reunión de tres horas todos los miércoles con el personal de publicidad, marketing y comunicación  De este modo, todos sus anuncios estaban llenos de unas emociones que hacían que el usuario se sintiese diferente.

martes, 2 de abril de 2013

El mejor anuncio de la historia


En publicaciones anteriores ya hablamos de las necesidades a las que apela Apple. Pues bien, en este post analizaremos su primer anuncio (el del Macintosh) y que supuso toda una revolución para su época hasta el punto de que para revistas como TV Guide o Advertising Age lo consideran el mejor de todos los tiempos.

El anuncio está inspirado en Blade Runner y dirigido por el mismo director, Ridley Scott. De hecho, presenta varias similitudes con la película como la música de fondo y el ambiente frío e industrial. A grandes rasgos, consiste en una joven rebelde que huye de la policía orwelliana (también presenta semejanzas con la obra de Orwell 1984) y arrojando un martillo contra una pantalla donde aparecía el Gran Hermano pronunciando un alienante discurso.

Con esto, Jobs logró el anuncio que tanto ansiaba y del que esperaba que fuese tan revolucionario y sorprendente como el producto que había creado: "Quiero algo que haga -pedía el fundador de Apple- que la gente se detenga en seco. Quiero que resuene como un trueno".

Este anuncio pretendía romper la visión de muchos jóvenes que consideraban a los ordenadores como instrumentos que podían ser usados por grandes empresas con el objetivo de acabar con la identidad de la gente. El anuncio pretendía mostrar el producto como un guerrero que atacaba esta idea y que buscaba forjar el concepto de un ordenador como herramienta para lograr la realización de los usuarios.

La chica guerrera era Apple, que luchaba contra la gran empresa que buscaba controlar a los ciudadanos (IBM). De este modo, "Apple podía identificarse con los rebeldes y los piratas que pensaban de forma diferente" (Isaacson, Walter, Steve Jobs). He aquí, por tanto, el primer objetivo que perseguía la empresa con este anuncio: hacer que el que la compre se sienta especial y diferente al resto.

A pesar de la negativa del consejo de administración, el anuncio se emitió durante la final de la Super Bowl. Al principio del tercer cuarto, en vez de mostrar la repetición de una jugada, "los televisores de todo el país se fundieron en negro durante dos segundos. Entonces, una inquietante imagen en blanco y negro de autómatas que avanzaban al ritmo de una música espeluznante comenzó a llenar las pantallas. Más de 96 millones de personas vieron un anuncio que no se parecía a nada de lo que hubieran visto antes. Al final, mientras los autómatas observaban horrorizados la desaparición del Gran Hermano, un locutor anunciaba en tono calmado: ´El 24 de enero, Apple Computer presentará el Macintosh. Y entonces verás por qué 1984 no será como 1984´". 

La reacción fue brutal. Los canales de TV y las emisoras solo hablaban de eso, lo que creó una expectación publicitaria desconocida en una época sin Youtube. Apple había hecho un anuncio sorprendente, fuera de lo común y distinto a lo que la gente se esperaba. Por ello muchos lo consideran el mejor anuncio de la historia.



martes, 19 de marzo de 2013

Un método peligroso


Un método peligroso (A Dangerous Method), narra la turbulenta relación entre el joven psiquiatra Carl Jung (Michael Fassbender) y Sigmund Freud (Viggo Mortensen), padre del psicoanálisis, así como la relación que establece el primero con una de sus pacientes y posterior amante, Sabina Spielrein (Keira Knightley) . Ambientada en la Viena de principios del siglo XX y basada en acontecimientos reales, se trata de un drama biográfico-psicológico con las pulsiones y deseos sexuales de los protagonistas como telón de fondo.

El director canadiense David Cronenberg ha demostrado un enorme interés a lo largo de su filmografía en explorar los rincones más oscuros y sórdidos del subconsciente y la psicología humana. Un subconsciente compuesto, según su visión, por sexo y violencia. El cine de Cronenberg se ha caraterizado desde sus inicios por mostrar un enorme interés por la violencia, no sólo física sino también psicológica, la violencia que se encuentra tras los instintos y pulsiones humanos. Es por ello que su penúltima película (tras el estreno este año de su última obra, Cosmopolis) encaja a la perfección no solo dentro de su filmografía sino dentro también de este blog.

La película narra, como se ha dicho, la relación entre los psiquiatras Freud y Jung, centrándose en la teoría del psicoanálisis, una práctica terapéutica creada por el propio Freud en 1986. Basándose en el análisis de los conflictos sexuales que se originan de manera inconsciente durante la niñez, tiene como objetivo la investigación y el tratamiento de las enfermedades mentales. La doctrina psicoanalista sostiene que los impulsos instintivos reprimidos por la conciencia permanecen en el subconsciente y afectan al sujeto.

Esto puede apreciarse especialmente durante la película en el personaje de Sabina, interpretado por Keira Knightley, una paciente marcada por los abusos sexuales sufridos durante su infancia. También, en la relación sexual enfermiza que se establece entre ella y Jung, en la que florecen sus propias represiones.

Un método peligroso se confirma así como un gran acercamiento a las teorías psicoanalistas de Freud, así como a su compleja relación con Carl Jung y su división de opiniones en torno a diversos conceptos, todo ello bajo una estética y puesta en escena más convencional y accesible, casi teatral, de la que habitualmente Cronenberg acostumbra.