Un método peligroso (A
Dangerous Method), narra la turbulenta relación entre el joven psiquiatra
Carl Jung (Michael Fassbender) y Sigmund Freud (Viggo Mortensen), padre del psicoanálisis,
así como la relación que establece el primero con una de sus pacientes y
posterior amante, Sabina Spielrein (Keira Knightley) . Ambientada en la Viena de
principios del siglo XX y basada en acontecimientos reales, se trata de un drama
biográfico-psicológico con las pulsiones y deseos sexuales de los protagonistas
como telón de fondo.
El director canadiense David Cronenberg ha demostrado un
enorme interés a lo largo de su filmografía en explorar los rincones más
oscuros y sórdidos del subconsciente y la psicología humana. Un subconsciente
compuesto, según su visión, por sexo y violencia. El cine de Cronenberg se ha
caraterizado desde sus inicios por mostrar un enorme interés por la violencia,
no sólo física sino también psicológica, la violencia que se encuentra tras los
instintos y pulsiones humanos. Es por ello que su penúltima película (tras el
estreno este año de su última obra, Cosmopolis)
encaja a la perfección no solo dentro de su filmografía sino dentro también
de este blog.
La película narra, como se ha dicho, la relación entre los
psiquiatras Freud y Jung, centrándose en la teoría del psicoanálisis, una práctica
terapéutica creada por el propio Freud en 1986. Basándose en el análisis de los
conflictos sexuales que se originan de manera inconsciente durante la niñez,
tiene como objetivo la investigación y el tratamiento de las enfermedades
mentales. La doctrina psicoanalista sostiene que los impulsos instintivos
reprimidos por la conciencia permanecen en el subconsciente y afectan al
sujeto.
Esto puede apreciarse especialmente durante la película en el
personaje de Sabina, interpretado por Keira Knightley, una paciente marcada por
los abusos sexuales sufridos durante su infancia. También, en la relación sexual
enfermiza que se establece entre ella y Jung, en la que florecen sus propias
represiones.
Un método peligroso se confirma así como un gran
acercamiento a las teorías psicoanalistas de Freud, así como a su compleja relación
con Carl Jung y su división de opiniones en torno a diversos conceptos, todo
ello bajo una estética y puesta en escena más convencional y accesible, casi teatral,
de la que habitualmente Cronenberg acostumbra.
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