jueves, 23 de mayo de 2013

Gracias por Fumar, la persuasión en las grandes empresas



“Gracias por Fumar”, debut en la dirección del director norteamericano Jason Reitman (Juno, Up in the Air), narra la historia de Nick Naylor, portavoz o relaciones públicas de una importante compañía tabacalera estadounidense. Su trabajo consiste en defender la imagen de su empresa, un negocio que genera miles de millones de dólares de beneficios y que causa miles de muertes al año, así como velar por los derechos de sus clientes, los fumadores, ante el gobierno o grupos de presión ciudadanos. Se trata de una película divertida e inteligente, sátira salvaje, ácida  y brillante sobre uno de los mayores lobbies de la economía americana.

Pero el aspecto más interesante de la película, al menos para nosotros, es la cantidad de ejemplos sobre comunicación persuasiva que podemos encontrar en ella, principalmente por parte de su protagonista, ya que forma parte de su trabajo. Además, la película permite hacerse una idea sobre las grandes campañas de comunicación que ponen en práctica las grandes empresas con el objetivo de persuadir y manipular al cliente e incrementar así sus beneficios económicos. La película puede entenderse, por lo tanto, como un manual sobre técnicas de persuasión y de manipulación masiva.

Nick Naylor es el héroe/villano de la película, un personaje que, a pesar de empatizar en todo momento con el espectador, se aleja de los valores del “héroe clásico”, ya que no representa precisamente un dechado de virtudes como pueden ser la honradez, la rectitud o la solidaridad. Nick únicamente vela por su carrera y el beneficio económico de la empresa. Experto en colarle a la opinión pública las ideas que a su empresa le interesan, Nick es el mejor en su trabajo por tratarse de un genio de la palabra y de la comunicación personal, utilizando sus carisma y su seguridad para convencer y modificar las actitudes de la gente, es decir, manipularlas. Para ello, se sirve de algunos de los principios que hemos en visto en clase sobre la persuasión. En primer lugar, cumple los principios dictaminados por Howland, mensaje concreto, divertido y con alta relevancia personal. Por otro lado, Nick hace uso de la simplicidad y fortaleza del mensaje, la identificación de los intereses de la audiencia, provocando que sea ésta quién genere el mensaje, o el intento continuo de evitar que, a pesar de que el tabaco mata a millones de personas cada año,  se genere un pensamiento desfavorable sobre él, siendo visto por la audiencia como un rasgo de libertad y minimizando sus consecuencias dañinas. 



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