sábado, 9 de marzo de 2013

Mirada de desprecio



En un primer momento, Sculley parecía ganador del duelo que mantuvo con Jobs, y así fue durante un tiempo. Pocos días después de haber sido despojado de su equipo del Macintosh, Steve fue al auditorio en el que Sculley explicaba a los empleados el nuevo plan empresarial, y se sentó en silencio en la última fila. Pues bien, probablemente fue este uno de los peores momentos que Sculley pasó en su vida. Jobs centró su atención únicamente en Sculley, “mirando fijamente y sin pestañear”, como si de un psicópata se tratase. Hasta tal punto afectó este momento al propio Sculley que, años después, todavía recordaba esa mirada de desprecio: “Es implacable, como unos rayos X que te penetran hasta los huesos, hasta el punto en el que te sientes desvalido, frágil y mortal”. 

Esta es solo una prueba más de cómo persuadía Jobs. No solo con palabras, gestos o imágenes, sino también con una mirada capaz de empequeñecer hasta al más grande.

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